“La ley de Yerkes-Dodson establece que, mientras más compleja sea una tarea, más bajo será el nivel de la emoción que puede tolerarse antes de que disminuya el nivel de rendimiento”.
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Si te permites un grado moderado de estrés provoca que seas altamente productivo en un periodo de tiempo determinado, es decir que tengas una alta productividad, mientras que por encima de cierto punto de estrés, la calidad de tu productividad decrece incluso llegando a paralizarte y a obligarte a que esta sea prácticamente nula. En estos momentos aparecen los síntomas del estrés como es la ansiedad.
Esta relación entre productividad y estrés proviene de La ley de Yerkes-Dodson que fue llamada así gracias a los nombres de sus formuladores. Esta breve y práctica ley describe la relación entre la productividad y el estrés a partir de una “U” invertida. De forma que el nivel de productividad aumenta en función del aumento de la activación del cuerpo (estrés), hasta un punto máximo a partir del cual el aumento de estrés conduciría a un empeoramiento y disminución de la productividad.
Cuando el estrés aumenta de intensidad y se alarga en el tiempo, puede producir: dificultad para concentrase, cansancio la mayor parte del tiempo, perder los estribos con facilidad, alteraciones del sueño, pesadillas o hasta incluso problemas sexuales, y otros síntomas, como por ejemplo: aumento de la frecuencia cardíaca, respiración rápida, sudoración, temblores, mareo y sensación de ahogo.
No es descabellado pensar que la productividad se vea afectada hasta el punto de llegar a una situación insostenible.
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