DE LA DESACELERACIÓN A LA RECESIÓN

.¿Qué puede pasar en los próximos años?. Según el último informe de Funcas, de 13 de septiembre de 2018, el segundo trimestre de 2018 mostró señales de desaceleración. El PIB creció un 0,6% frente al 0,7% de trimestres anteriores.

Una de las causas fundamentales ha sido el menor consumo privado. En este sentido, el aumento de la inflación ha sido determinante, para este descenso, al tener las familias menor poder adquisitivo.

Asimismo, las exportaciones experimentaron una bajada de dos décimas en este segundo trimestre. El crecimiento de la productividad fue casi nulo ya que el empleo se incrementó en casi el mismo porcentaje que el PIB.

La previsión, según Funcas, es que la economía seguirá desacelerándose durante los próximos trimestres incluso de manera más acusada de lo previsto.

Para este 2018, se prevé un crecimiento del PIB del 2,6% (dos décimas menos que en la anterior previsión) y un aumento de ocupados del 2,2%. Para 2019, la economía crecerá un 2,2% y el número de ocupados se incrementará en 1,9%. Estos datos ponen de manifiesto la baja productividad de nuestra economía y, en consecuencia, una preocupante pérdida de competitividad que podría empeorar, aún más, estas previsiones y entrar en una fase de estancamiento económico antes de lo esperado.

Por otra parte, la previsión es que la remuneración por asalariado crezca un 1% este año.
Para 2019 se prevé un moderado incremento de los salarios y demás partidas. En
consecuencia, los costes experimentarán un ligero crecimiento este año y el próximo y,
por tanto, una disminución de los beneficios empresariales.

Que la evolución de la economía es cíclica es un hecho. Si observamos la tendencia del PIB de los últimos años, pudiera ser que únicamente tuviéramos por delante unos cuatro o cinco años de crecimiento. Los últimos menores al 1%, lo que supondría una economía estancada y sin posibilidades, apenas, de seguir creando empleo.

Para las empresas, si se estancara la demanda, aumentaran los costes y los precios de venta se mantuvieran ante la imposibilidad de subirlos, por la mayor presión de la competencia, significaría una disminución de los beneficios y, una menor capacidad de inversión en innovación y mejora de los medios de producción. En algunos casos, sobre todo en pequeñas empresas y autónomos, supondría, incluso la inviabilidad y cierre del negocio si esta situación se mantuviese en el tiempo. En consecuencia, miles de personas se verían abocadas al paro, con el drama familiar y social que ello conllevaría.

De todas maneras, ¿podemos evitar que esta situación se produzca? ¿Cómo? Mejorando la productividad de nuestros procesos en términos de mano de obra, materiales, energía y calidad entre otros. Siempre es mejor prevenir que curar. Si tardamos en poner soluciones, estas siempre serán más dramáticas, dolorosas y costosas.

¿Por dónde empezamos? Lo primero es hacer un plan de negocio a cinco años vista (2019-2023). Esto, simplificando, es: ingresos, gastos y beneficios. Teniendo en cuenta lo anteriormente dicho, para mantener los márgenes debemos hacer productividad. Pero ello, únicamente, será posible si potenciamos el capital humano y la implicación de todos los empleados en logro de los objetivos que emanan del plan quinquenal y los presupuestos anuales. Por tanto, este plan debe recoger también, y es de suma importancia, una estrategia para la formación de las personas de acuerdo con las necesidades reales de la organización.

Todo este plan debe desplegarse a toda la organización y traducirse en indicadores medibles, acciones concretas para cumplirlo y, consecuentemente, un seguimiento para asegurar que los resultados se consiguen.

Posiblemente tras la desaceleración económica, en la que entramos, tengamos varios años de recesión. Las empresas, por tanto, deben ir convergiendo hacia esta nueva situación que se puede presentar nuevamente.

El reto: estar preparados. Es decir, mantener márgenes de beneficio aceptables a pesar del menor nivel de ventas.

Para ello, debemos empezar a preparar el plan de empresa a cinco años (2019-2023), poniéndonos diferentes escenarios posibles, con los supuestos que las ventas bajan o se estancan y los precios bajan, por la presión de la competencia, o, en el mejor de los casos, se mantienen.

Recordemos que para que mantener los márgenes, hay que hacer: productividad.

Vicente Bononad Valero
www.simpleproductividad.es

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